Un testimonio de miedo a la penetración.

Una pareja nos explica su dificultad con las penetraciones.

Por Manuel Fló

Joan y Roser, 31 años ambos, 12 de relación, vivimos juntos desde hace 2 años, hasta la fecha no habíamos mantenido relación sexual con penetración.

Llegó el día en el que ya no podía más. Amaba a mi mujer, deseaba pasar el resto de mi vida con ella pero no me sentía hombre, no me sentía persona. Notaba que a pesar del amor que sentía por ella nuestra relación era un fracaso, una farsa, los dos no estábamos entregados totalmente el uno al otro. Sentía que ella no confiaba plenamente en mí y que no deseaba entregarse totalmente, no existía un compromiso como tal en nuestra relación. Había insistido mucho en solucionar el problema pero siempre una negativa, una excusa… y por respetarla y que no se sintiese mal, por empatizar al máximo, había dejado de lado lo más importante que uno pueda tener, mi propio YO. Y ya sabemos, cuando uno no está bien consigo mismo comienzan los grandes problemas. Así que finalmente, y mucho a mi pesar, por el respeto que sentía hacia ella, planteé un ultimátum, o intentábamos solucionar el problema o planteábamos una seria decisión, pero yo no quería continuar con la vida que llevaba. (JOAN)

Siempre había querido solucionarlo, lo había intentado pero había algo superior a mí que me lo impedía, me bloqueaba y me dejaba fuera de mí. No lograba canalizar ese sentimiento, no lograba avanzar, no me sentía mujer, había anulado esa parte de mí por miedo a enfrentarme a ello y estaba perjudicando seriamente a la persona que más quería. No sabía por donde empezar, la montaña había crecido demasiado y cada día que pasaba más difícil era pedir ayuda, eran muchas las sensaciones y sentimientos que tenia. No me había masturbado nunca, en 31 años, había realizado juegos con mi pareja pero nunca había conseguido introducir nada por mi vagina, ni siquiera había sido capaz de ponerme un Tampax. (ROSER)

Finalmente decidimos acudir a un especialista, aunque éramos muy reacios a que esto tuviera solución, al menos a corto plazo, claro… después de 31 años… la pelota era gigante. Decidimos buscar por internet y encontramos Psico-impronta, lo que nos decantó a ir, fue un caso de aversión al sexo que había colgado en su pagina, donde una mujer explicaba un caso similar y LO HABÍA SOLUCIONADO!!!l

Así que solicitamos hora y fuimos los dos, con ganas de solucionar finalmente este gran problema. Una vez allí, conocimos a Manuel quien nos escuchó activamente y nos comentó que esto tenía una fácil solución, aún no salíamos de nuestro asombro, rápido? Uno de los temas que más nos sorprendió es que no éramos unos “bichos raros”, había más gente con nuestro problema, nosotros no habíamos comentado nunca esto con nadie, ni un familiar ni amigo, esto nos alivió.

Después de pocas sesiones, nuestra vida sexual había cambiado plenamente, hacíamos cosas que nunca nos habíamos planteado. Podíamos ir a la playa teniendo la regla (el Tampax, el mejor invento del siglo!!), y después de unos pocos meses, ya nos compartíamos como pareja plenamente, hacíamos el acto sexual con toda normalidad y disfrute.

Nuestra relación ahora es plena, nos planteamos el futuro, deseamos tener hijos y tenemos muchísimos proyectos por delante. Parece mentira, hemos recuperado después de12 años la compenetración y complicidad del principio, y lo más importante, nos hemos recuperado como personas, como YO, con nuevas ilusiones y proyectos. No hagáis como nosotros, no esperéis 12 años!! 

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