Algunos trucos para no aburrirte en la cama
Por Manuel Fló
“Erase una vez un swinger que practicó bondage con un genderfluid y acabaron montando una cuadreja”. ¿Te suenan a chino estos conceptos? Como a la mayoría, no te preocupes. Pero aquí no importa la teoría, ¡no hay examen! Para disfrutar en la cama, siempre digo que uno simplemente tiene que dejarse llevar. Olvida el kamasutra, pasa de las nuevas tendencias sexuales que te haya podido contar un amigo, y por supuesto ni caso a este blog de sexología. Pero hoy me voy a divertir un poco, en el plano teórico, para contarte qué son estas palabrejas. Quizá te inspiren en la cama. No salvarán ninguna relación, pero sí podrán aportar un poco de chispa (o llama), si estás juguetón y es lo que buscas.
Si sigues el blog de tu sexólogo en Barcelona preferido (o sea, yo), ya sabrás qué es una cuadreja. Sí, es una relación entre cuatro personas. Tiene que ver con el poliamor, que tan de moda ha puesto Lucía Etxebarría. En la literatura encontramos respuesta también al concepto de bondage. ¿Te suena “Cincuenta sombras de Grey”? Seguro que sí. Pues el bondage es una de las prácticas que más hacen disfrutar a Christian Grey, cuando su querida Anastasia es el sujeto receptor. El bondage, que en francés significa esclavitud, consiste en inmovilizar el cuerpo de la pareja, con cuerdas, esposas, cintas o telas, para disfrutar con él (y hacer disfrutar). En esta práctica los roles están bastante definidos, uno controla el juego y el otro es sometido. En cambio, al genderfluid le va el cambio de roles: es una persona que va cambiando de rol masculino a femenino en distintas etapas de su vida; cambio psicológico, que no físico.
A los swingers también les mola el cambio. En este caso, el intercambio de parejas. Si te apetece probar esta nueva práctica sexual, en Barcelona encontrarás varios clubes especializados que ofrecen el marco ideal para ello. Pero, si te atreves, cuidado. El nivel de confianza con la pareja tiene que ser máximo. Y, aun así, ten en cuenta que corres el riesgo de engancharte a esta práctica, y que luego acostarte con tu pareja te parezca aburrido y falto de chispa. Avisado/a quedas.
Más términos. Sexting. Si tienes un hijo o una hija adolescente (o si tú lo eres), este lo tienes que conocer. Sí, enviar mensajes, fotos o vídeos de contenido erótico a través del móvil. No tienes por qué ser quinceañero para probarlo. Atrévete a mandarle a tu pareja una foto erótica (tuya, por supuesto, no de la vecina) a media mañana. Sólo intenta que no le pille en medio de una reunión de trabajo importante.
Y como al inicio de este artículo habíamos prometido trucos para aportar un poco de chispa sexual a tu relación, aquí van dos. El ticking consiste en combinar el placer sexual con las cosquillas, buscando placer y risa al mismo tiempo. Doble placer, vaya. El equilibrio puede ser algo complicado (¿qué será primero, el orgasmo o el estallido de risas?), pero seguro que no será aburrido. Segundo y último truco: el sexo carezza (del italiano, caricia) busca relaciones íntimas suaves y duraderas, sin necesidad de llegar al orgasmo. Claro que ese mismo esfuerzo en retrasar la explosión puede ser de por sí chispeante…
Cuando llevan conviviendo ya unos años, muchas parejas llegan a un punto en que se instaura la rutina. Es normal. Acudir a la consulta de sexología para investigar nuevas prácticas, sin necesidad de pasar por ninguna crisis, puede ser un buen empujón para una relación feliz, en la cama y fuera de ella. ¡Cuenta con Psico-Impronta para ello!
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