Nuevas experiencias sexuales, ¿sí o no?
Por Manuel Fló
Nuestro sexólogo en Barcelona explica que estas actividades o juegos sexuales pueden probarse y experimentarse de vez en cuando, pero hay que evitar consumos viciosos. Por el bien de nuestros bolsillos (una hora de muñeca de silicona para una pareja cuesta 130 euros) y porque la base de la relación de una pareja es precisamente esa, la pareja en sí, sin juguetes ni entretenimientos varios.
Como con el visionado de películas o vídeos porno, el consumo de las nuevas experiencias eróticas que ofrece el mercado del sexo es mejor practicarlo en pareja, aunque se puedan consumir también en solitario. Porque, al fin y al cabo, si de lo que se trata es de darle un poco de vidilla a la relación de pareja, entonces no tiene sentido probar estos juegos sexuales en solitario: probablemente sólo se conseguirá un mayor distanciamiento con la supuesta media naranja.
Todo es probarlo, pero el caso es que personalmente no le veo mucho sentido a compartir un rato de placer con un cuerpo de plástico. Las sexy dolls, de curvas sugestivas, tacto muy logrado y mirada perdida, no ofrecen conversación ni tienen autonomía; es decir, hay que manipular sus 40 kilos de peso uno mismo, para encontrar tanto la postura deseada como algo de interactividad. Por contra, será un ser de lo más dócil.
Este primer club de sexo con muñecas de silicona operaba en un piso del Gótico en Barcelona, pero al parecer sin licencia y sin que el propietario de dicho inmueble estuviera al tanto de la actividad que allí se practicaba. Desde el revuelo que ha suscitado su aparición en los medios, la empresa dice que está buscando otro local con una infraestructura mejor acondicionada a las necesidades de Katy (así se llama la muñeca más mediática) y sus compañeras.
En cuanto a la realidad virtual erótica, admito que aún no lo he probado. Sí que he experimentado las sensaciones de esta nueva tecnología con otras propuestas, desde las más relajantes como puede ser navegar a bordo de un velero en una noche calma bajo la luz de la luna como las más adrenalínicas como bajar por una montaña rusa en un carricoche destartalado, con vías llenas de agujeros, precipicios y saltos varios. Ambas experiencias son altamente recomendables para los preliminares de una experiencia sexual plena con la pareja, la primera para un plan más romántico y la segunda, quién sabe, quizá para una noche de sexo salvaje y desenfrenado (pero siempre sexo seguro).
Seguro que os ha entrado curiosidad y un poco de ese cosquilleo que precede a las mejores relaciones sexuales, a la excitación que conducirá a un orgasmo largo e intenso... ¿verdad?
Eso sí, si pasáis por una crisis de pareja y necesitáis consejo, una terapia de pareja será básica para recuperar la confianza y la complicidad con la media naranja. Cuando esto ocurra, quizá será el momento de aventurarse en este nuevo terreno sexual, pero no antes. ¡En Psico-Impronta aquí estamos a vuestra disposición por si tenéis dudas!
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