Moda o adicción al deporte
Por Manuel Fló
Éste es el mensaje que recibimos en la consulta de psicología de Psico-Impronta: “Me llamo Paula y tengo 38 años. Soy una mujer trabajadora y madre de familia, deportista, activa y llena de vida. Me considero feliz. El motivo de mi consulta es que me he lesionado la rodilla y el médico me ha ordenado reposo. No puedo ir al gimnasio, no puedo salir a correr. La sola idea de parar mis entrenamientos durante un tiempo me provoca ansiedad, siento que mi cuerpo necesita practicar deporte, liberar energía, porque me hace sentir bien y porque me desestresa. Es mi válvula de escape. Sé que si salgo a correr o hago una sesión de spinning mi rodilla sufriría, pero me doy cuenta de que lo paso peor sin poder hacerlo. ¿Qué puedo hacer?”.
Varios expertos ya han advertido de los peligros de practicar deporte en exceso, de completar una maratón tras otra, de no respetar los límites del cuerpo humano, de llevar el físico al límite a fuerza de voluntad, suplementos alimenticios y planes de entrenamiento diseñados por deportistas de elite. Pero el caso que aquí nos ocupa es otro, es el de la adicción al deporte, que ha sido bautizada como vigorexia.
La dependencia al deporte tiene causas psicológicas en primer lugar, porque, tal como describe Paula en su mensaje, la práctica deportiva hace que nos sintamos bien: mejora la salud y el estado de ánimo, es un chute de autoconfianza y ayuda en las relaciones sociales. También hay causas fisiológicas, por cuanto se activa en el cerebro el sistema opioide endógeno y otras estructuras neuronales, también presentes en otras adicciones.
En nuestra sociedad el deporte forma parte del estilo de vida, está bien visto, es saludable y hace sentir bien. Se practica deporte de forma lúdica y en competición, en solitario y en rituales grupales, y prácticamente cada semana se anuncian nuevas modas deportivas, desde el body-pump al body-combat, por poner algunos ejemplos.
Pero bajo el pretexto de que es saludable y es divertido, pueden darse casos de prácticas compulsivas, que caen en el abuso. Como ocurre con otras adicciones, esta dependencia también acaba afectando al día a día de la persona, que deja de lado otras actividades o responsabilidades para centrarse en la actividad deportiva. El abuso del deporte también puede derivar en trastornos alimentarios, por ejemplo anorexia, y en problemas de salud.
Para tratar la práctica adictiva del deporte, hay que ponerse en manos de un especialista, un psicólogo especializado en adicciones. En Psico-Impronta diagnosticamos y tratamos este trastorno de una manera abierta y humana, desde el apoyo emocional, con terapia destinada a la resolución de problemas y al desarrollo de la persona. No dejes de consultarnos si crees que necesitas ayuda psicológica.
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