¿Dudas sobre el sexo anal?
Por Manuel Fló
El sexo anal ha sido siempre tabú, pero puede ser igual o incluso más placentero que el sexo vaginal. Lo más importante es que en la pareja los dos estén convencidos de querer probarlo, sin presiones ni “lo hago porque me lo pide”. Hay que tener en cuenta también que él puede tener prejuicios: “¿Qué pasa si me gusta? ¿Es que soy homosexual?”. No, en absoluto. Cualquier hombre y cualquier mujer pueden disfrutar del sexo anal, sin importar sus preferencias sexuales.
Estar relajados será clave. De lo contrario, los músculos estarán tensos, y el esfínter cerrado. Hay que empezar gradualmente, acariciando la zona. Si gusta, a continuación se puede ir introduciendo un dedo, lenta y gradualmente. Un juguete sexual puede ser útil para ir dilatando más la zona, pero no vale cualquier tipo de juguete: ¿Nunca te han contado el caso de aquel chico que tuvo que correr al hospital porque tenía una maraca en el ano? Pues es verdad. Elige un objeto con la base más ancha que el resto, para evitar que quede succionado dentro del recto. El cono anal es perfecto. Si la sensación es placentera, el siguiente paso será introducir el pene, también lentamente.
La lubricación será esencial. Como el ano no se lubrica solo, como sí sucede con la vagina, hay que recurrir a un lubricante, y que sea sintético: la saliva se seca rápidamente.
Según nuestro especialista en sexología, otro must es la higiene. Antes del acto sexual, utiliza jabón para el área genital. Otra opción es recurrir a duchas anales o a la evacuación del recto. En cualquier caso, si nos da un poco de cosa porque somos algo maniáticos con la limpieza, un buen consejo es tener a mano toallitas húmedas.
Con higiene también nos referimos a protección. Hay que utilizar preservativo, porque es una zona donde fácilmente se desencadenan infecciones, y en la que pueden producirse pequeñas heridas, hemorragias suaves o, en caso de una penetración demasiado fuerte y brusca, un desgarro.
La penetración anal no es la única forma de practicar sexo anal. La masturbación anal durante el coito puede intensificar el orgasmo. Se puede tocar el orificio anal o introducir la punta de un dedo durante el sexo vaginal. Estimular las dos zonas a la vez suele ser muy placentero.
Y sí, se puede tener un orgasmo trabajando sólo la zona anal. En el caso del hombre, se consigue estimular la próstata, que tiene terminaciones nerviosas, mientras que ella tiene en el ano los nervios perineal y pudendo, que conectan con el clítoris.
Como con muchas otras cosas, la práctica llevará a la seguridad, a conocerse un poco mejor, a conseguir experiencias cada vez más placenteras. Y no tengas reparos en autoexplorarte antes de tener este tipo de sexo con tu pareja. Y, si tienes más dudas, ¡no dejes de llamar a nuestro sexólogo en Barcelona!
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